Por: Lic. Nabile Gutiérrez Ruiz

“No será tu maestro aquel que te dé explicaciones

sino aquel que deje en tu corazón huellas de su enseñanza”

Místicos Sadilíes

Hace algunos días un niño llegó a su terapia expresando que un familiar muy cercano había muerto. En ese momento me remonté cuando perdí a mi papá. Recordé las frases, los consejos no pedidos, las expresiones que me decían con la intención de mejorar mi ánimo, etc. pero en realidad, el objetivo no se lograba.

Identifiqué lo complejo que puede ser enfrentar este tipo de situaciones emocionales cuando se trata de “apoyar” al otro ¿Cómo encontrar las palabras adecuadas?

De esta experiencia aprendí que puede ser aún más difícil ser empáticos con lo que los niños están sintiendo. ¿Cómo ayudarlos a entender el concepto de muerte, si es algo tan abstracto?; Hay que tener en cuenta que el niño se encuentra en una etapa donde carece o se empiezan a desarrollar las habilidades simbólicas, de representación y abstracción, que le permitan entender cognitivamente el significado de la ausencia.

El autor Bucay, define al duelo como un proceso normal por el que pasa un individuo cuando sufre una pérdida (puede ser un divorcio, cambio de casa, nuevo colegio, muerte de un ser querido). Y durante este proceso la persona busca una adaptación interna ante una nueva realidad.

Para poder acompañar asertivamente al menor en este proceso, se enlistan estrategias recopiladas por diferentes especialistas.

• Explicar de manera sencilla la situación real de lo que pasó. El niño necesita saber que quien murió o se separó de él no decidió dejarlo/abandonarlo. De lo contrario, ellos pueden interpretar una “desaparición inexplicable” lo que les causará angustia, miedo y ansiedad.
• Evitar decir “no llores”. Es importante ser conscientes de lo que la situación le está generando al menor. Dejar que se sienta triste es respetar su dolor a causa de sufrir una separación.
• Acompañar a tu hijo en este proceso, ser empático con él, hacer actividades juntos que lo distraigan (ir al cine, al parque, organiza reuniones con sus amigos).
• Las personas que atraviesan por un duelo necesitan obtener consuelo y comprensión, no consejos.
• Validar sus emociones y sentimientos, hacer saber que lo comprendes y es válido sentirse triste/enojado por lo que está pasando.
• Hacerlos participes de los rituales, costumbres y ceremonias, en los adultos es una manera que les ayuda a asimilar el proceso, y también lo puede ser para los menores. Reflexiona en cuáles es conveniente la presencia del menor y en cuáles otros no.
• Explicar lo que sientes si en alguna ocasión te ven llorar y te preguntan la razón, evita ocultarlo. Recuerda que cuando un padre teme expresar sus sentimientos, los hijos ocultaran los suyos. Los niños son muy perceptivos a lo que está pasando, no generes confusión dándole dobles mensajes (verte llorar y decirles que estás bien).
• No decir que todo sigue igual, cuando evidentemente hay cambios en la rutina, lugar donde viven, roles y responsabilidades. Esta evasión de la realidad contribuye a almacenar tristeza y resentimientos, que después se pueden ver reflejados en cambios negativos en su conducta, en la alimentación y bajas calificaciones.
• Ayudar a verbalizar lo que están sintiendo. Preguntar sus preocupaciones, clarifica lo que está pasando.
• Estar atentos en sus conductas, rutinas de sueño, rendimiento escolar. Si se mantiene en un estado depresivo por más de 3 meses, es importante consultar a un especialista.

Este es un proceso muy difícil por el que puede pasar un niño, el cual puede estar impactando en diferentes áreas de su desarrollo. Es importante darle un manejo adecuado para sobrellevar la situación. Observa a tu hijo y analiza qué te está comunicando con su conducta, lenguaje verbal y no verbal.  Recuerda que también está siendo difícil para él.

Bibliografia de apoyo

El niño y la muerte. María Lucila  Pelento, Billinghurst. Buenos Aires.  Capital

Vivir y morir Conscientemente. Iosu Cabodebilla. Ed. Desclée De Brouwer

Cómo ayudar a la persona en duelo. José Carlos Bermejo

Una buena forma para decir adiós. César Lozano. Ed. Aguilar