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¿TU HIJO DICE MALAS PALABRAS?, ¿QUÉ HACER PARA EVITARLO?
Lic. Julia Obregon Olea

Por: Lic. Julia Obregón Olea

Es muy posible que como mamá o papá, desees que tu hijo evite decir malas palabras, sin embargo es importante saber que el hacerlo es una conducta muy común, sobre todo de los 6 a los 9 años.

Al platicar con un niño en la terapia hablábamos de nuestros postres favoritos, el menor mencionó haber comido unas conchas deliciosas y me explicó en que panadería comprarlas. Posteriormente al escuchar que yo repetí el nombre del pan, el niño me dijo con carcajadas y armando un gran alboroto: “¡Dijiste concha!, En Argentina significa otra cosa”, lo decía como travesura y se reía y repetía la palabra, insistía en saber si yo quería conocer el significado. Solamente respondí: “Estamos en México”, el niño entendió el límite y continuó con lo que estábamos haciendo.

Este mismo niño y muchos en su misma etapa van usando aquello que imitan y  les funciona, pero el hecho de que hagan parte de su vocabulario las “malas palabras” dependerá mucho de las reacciones que reciban.

Lo que los niños entienden de manera intuitiva es que las palabras son ponderosas y algunas de ellas causan un mayor impacto en los demás.

SI LE DAS MUCHA IMPORTANCIA A UNA PALABRA LE OTORGAS UN GRAN PODER

Las palabras en sí, no son buenas ni malas; solo son sonidos o figuras. Sin embargo, un término o expresión puede ser “malo”, por las intenciones y emociones que genera en nosotros y en los demás.

Por lo general, las intenciones que hacen mala a una palabra suelen ser la de ofender o menospreciar a alguien. Y estas intenciones no aparecen por sí solas, son producidas por emociones negativas  como el enojo o el miedo.

Existen muchas razones por las cuales probablemente tu hijo está usando este tipo de palabras:

  • Para sentirse más grandes: Los niños conocen los efectos en el ambiente que provoca este lenguaje, (se pone tenso, las personas se alteran) algunas veces quieren probar si imitando estas expresiones pueden causar lo mismo, juegan a ser adultos.

Puede ser también que haya poca claridad de roles en la familia, y sientan que ellos están en la misma posición que un adulto y está permitido cualquier comportamiento.

  • Quieren llamar la atención. Al ver reacciones de alta intensidad que provocan en algunos adultos al decir malas palabras se dan cuenta del gran poder que tienen, generalmente no saben qué es lo que están diciendo pero parece causarles mucha gracia.
  • Para demostrar independencia. Los niños están tratando de probar que ellos son aparte de sus padres, y que no pueden controlar todo en ellos, por ejemplo lo que dicen.
  • Para ser aceptados en grupos de amigos. El sentido de pertenencia juega un papel muy importante
  • Imitar a otros. El ambiente en el que se desenvuelven, las personas con las que conviven y los medios a los cuales está expuestos

10 TIPS

  1. Expande tu propio vocabulario. Modela un lenguaje más variado a tus niños. Siempre podemos encontrar una palabra que sustituya otra menos apropiada cuando maldecimos o nos expresamos con palabras fuertes al equivocarnos o tener algún accidente. Podría ser: «En esta casa no usamos esas palabras, puedes decirme:Estoy enojado contigo o No estoy de acuerdo contigo”
  2. Habla de los sentimientos de otros. Por ejemplo al ver que alguien insulta a otro, ya sea en la televisión o en la familia, en la calle, etc. Cuestiónalos o pregúntales de que otra manera manejarían esa situación ellos. Analicen cómo se sentirían ustedes al recibir dichos insultos. Algunas palabras que pueden resultar graciosas para uno, pueden herir a otro.
  3. Recuérdale la importancia de tener en mente el lugar, el momento y a la persona a quien se dirigen. No le hablamos de la misma manera a un profesor o a la abuelita que a un mejor amigo.
  4. Establece límites de manera tranquila. Habla del porqué la gente dice malas palabras y explícale por qué no son aceptadas en su familia.
  5. Aclara cuáles serán las futuras consecuencias por decir malas palabras y aplícalas la próxima vez que él las diga.
  6. Explica sobre el peso de las palabras, que decir algo feo puede doler tanto como golpear. Cuando ponemos límites a los niños normalmente decimos: “Te puedes enojar pero no pegar”, entonces podemos agregar también “ni tampoco insultar”
  7. Elogia el buen comportamiento. Cuando un niño reaccione de una forma apropiada ante el enojo, asegúrate de hacérselo saber.
  8. El lenguaje refleja lo que somos. Es importante hablar con los niños mayores sobre la imagen que pueden dar al mundo, especialmente al usar redes sociales.
  9. Limita la exposición a las groserías. Busca filtros tanto para la televisión como para los medios electrónicos.
  10. Da el ejemplo en casa.  Presta atención a las malas palabras que los adultos en la familia dicen en presencia de los niños. Será difícil explicarle que no puede decir malas palabras alguien en casa, las dice. Si en ocasiones el niño los escucha e imita, puedes poner un límite:

 

 

“Las malas palabras son de uso exclusivo para los adultos, igual que los cuchillos, la cerveza, las tijeras de punta, la estufa, el insecticida y el café” Elmo Alanís, psicólogo.

La pertinencia de las palabras es algo que se aprende, dependerá de los adultos que guíen al niño para que comprenda que al ser adulto con un grupo de amigos a veces está permitido usar malas palabras sin agredir, pero que no puede dirigirse al jefe o a la maestra de sus hijos usando una de esas palabras, ni siquiera de broma.

 

Fuentes de consulta:

www.commonsensemedia.org

www.elmoalanis.com

psicologo@elmoalanis.com

www.planetamama.com.ar

www.onetoughjob.org

http://www.filosofiaparalavida.org

http://www.circleofparents.org