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RAZONAMIENTO CLÍNICO, LA BASE PARA UNA TERAPIA DE CALIDAD
Mtra. Ligia Olmedo Santillana

Por: Mtra. Ligia Olmedo

Aun cuando pudiera parecer obvio que los terapeutas de lenguaje y aprendizaje realizan diariamente diagnósticos y planes de trabajo para los procesos terapéuticos de los niños, no siempre cuentan con la herramienta de razonamiento clínico que permite facilitar, mantener o mejorar el desempeño del menor.

El razonamiento clínico es el proceso de integración de datos, resultados de pruebas y entrevistas para la identificación de déficits y necesidades del paciente; esto en conjunto permite dar un diagnóstico probable o una impresión clínica.

El análisis y comparación de elementos (datos) debe basarse en un fundamento teórico, en el caso de la terapia de lenguaje y aprendizaje la información recabada sobre el desempeño del niño debe contrastarse con las etapas del desarrollo a fin de identificar cuáles son los déficits.

A partir de las inhabilidades detectadas o de las habilidades frágiles se podrá establecer posteriormente un modo de intervención.

Para combinar estrategias, materiales o teorías a nivel terapéutico se requiere entonces una reflexión profunda del caso pues realizar un plan terapéutico implica saber el estado actual del niño y perfilar un estado deseado (este último puede ser a corto y mediano plazo).

El terapeuta que no realiza esta reflexión tiene más posibilidades de intervenir dando una estimulación inadecuada (que no esté basada en las necesidades del niño) perdiendo tiempo valioso en el desarrollo del menor.

Para razonar clínicamente hay algunas acciones que pueden ayudar:

  1. Realizar una evaluación completa (con pruebas que exploren justo la necesidad del niño)
  2. Cruzar los resultados (al aplicar varias pruebas confirmando que las áreas de oportunidad coinciden en varios test o dinámicas de evaluación)
  3. Elaborar hipótesis clínicas sobre los resultados finales y confirmarlas al obtener la conclusión
  4. Al concluir dar razón o relacionar los elementos encontrados (los resultados deben tener una lógica de porque el menor logra o no X o Y)
  5. Finalmente hay que asociar los déficits con inhabilidades (que son lo que resolverá el plan de trabajo)
  6. La inhabilidades serán parte de los objetivos que lleven al cumplimiento de metas a corto y mediano plazo

El perfeccionamiento del razonamiento clínico es una meta que el terapeuta siempre debe tener, incluso dicha habilidad mejora cuando se aprenden nuevas metodologías o enfoques pues se enriquece el abanico de herramientas con las que se analiza, identifica y selecciona la información que se usará durante el proceso de razonar.

Las decisiones que el terapeuta toma al recoger y clasificar la información necesitan basarse en un proceso de análisis  ya que en base a esto guiará a la familia y maestros que rodean al niño, teniendo que justificar sus acciones y plan de intervención.

Moruno plantea los siguientes pasos para realizar un proceso terapéutico basado en razonamiento clínico:

1.- Recoger toda la información sobre el caso en particular, puede ser una patología;  se debe definir y describir.

2.- Interpretar y analizar los datos para definir o identificar el problema o los componentes de ejecución que están siendo afectado y que provocan que el individuo sea disfuncional en algunas áreas ocupacionales, personales y sociales.

3.- Identificar los resultados deseados,  a donde se quiere llegar.

4.- Seleccionar el modelo de práctica.

5.- Elegir los recursos para evaluar.

6.- Desarrollar objetivos de tratamientos.

7.- Establecer prioridades.

8.- Desarrollar y aplicar el plan de acción. 

9.- Definir los medios para valorar los resultados del plan de acción.

10.- Reevaluar y  tomar decisiones.

11.- Evaluar  resultados.

Estos pasos harán la diferencia en nuestros pacientes  y en cada caso en particular brindara pasos claros a seguir.

¿Cómo se domina esta habilidad?

Practicando, revisando la información con tu equipo de trabajo (terapeutas o colegas con los que se hace trabajo cooperativo interdisciplinario), revisando la teoría y dominando la evaluación; pero sobre todo pensando y realizando preguntas que permitan evaluar el propio rendimiento como terapeuta.

¿Estas mirando todos los elementos de la situación?

¿Tienes fundamentado tu actuar al evaluar y tratar patologías?

¿Lo que planeas como impresión diagnóstica y tratamiento tiene lógica?

¿La conclusión da pie a elaborar una meta clara?

¿Los datos recabados son evidencias lógicas que se podrán usar en un plan de trabajo?

Estas y muchas preguntas más hay que realizarlas cotidianamente para crear el hábito de razonar.

 

Bibliografía revisada:

Moruno P. Introducción al proceso clínico en terapia ocupacional. En: Romero D, Moruno P. Terapia Ocupacional: teoría y técnica.  Barcelona. Edit; Masson. 2003. p. 194.