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ORIENTACIÓN PARA DOCENTES DESPUÉS DEL TERREMOTO
Lic. Julia Obregon Olea

Entrevista al Maestro Juan Pablo Brand Barajas

Por: Lic. Julia Obregón Olea

Los niños pasan gran parte del día en las aulas en compañía de los maestros, quienes tienen la responsabilidad de guiarlos, pero también de observar, detectar  y comunicar, situaciones importantes para sus familias.

Después de los sismos ocurridos en el mes de Septiembre del 2017, el psicoanalista, docente e investigador Juan Pablo Brand Barajas, compartió algunas ideas y recomendaciones para que los docentes tengan más herramientas sobre cómo actuar después de pasar dichos eventos y de qué manera contribuir desde el contexto escolar.

Juan Pablo es Licenciado en Psicología y Maestro en Psicoterapia Psicoanalítica por la Universidad Intercontinental, Psicoanalista especializado en niños y adolescentes, con una experiencia de 15 años. Se dedica a la docencia en la universidad antes mencionada y a la investigación.

Realiza colaboraciones en la UNAM de cursos de formación para docentes en temas de docencia y juventud. Así mismo fundó la Asociación Mexicana de Psicoterapia Investigación y Comunicación y la Revista Psique.mx.

A continuación presentamos la entrevista realizada, con el propósito de colaborar en la labor de orientación docente respecto a la situación emocional de los niños después de los eventos sucedidos el mes de Septiembre del 2017:

1.¿Cómo afecta el lugar, el contexto y las reacciones de las personas en donde los niños vivieron el suceso?

En esta serie de eventos se dan reacciones generacionales, por ejemplo algunas personas vivieron el temblor del 85 en la ciudad de México y hay quienes no, con los más jóvenes he notado que reaccionan sin saber qué hacer, no tienen en su registro una referencia  ni la cultura necesaria, ya que los simulacros los suelen tomar a la ligera. Cómo reaccionen los adultos alrededor del niño afecta directamente a la perspectiva que tengan los niños en cuanto a ese momento.

Aunque se hacen los simulacros no se toma muy en cuenta las zonas de seguridad, al final no solo es la construcción si no otros riesgos como objetos que se pueden caer.

2.¿Qué tan dañino puede ser el ocultar, o mentir al proporcionar información a los niños?

Cada escuela tiene su forma de abordar emergencias, a los niños no se les puede mentir ni decir que no volverá a temblar, pero lo que si puede planteárseles, es que los adultos que están a cargo, están procurando que ellos estén en lugares seguros y protegidos. Los adultos vamos a conservar la calma suficiente para ayudar primero a los más vulnerables. Tranquilizar a los niños no es mentirles, no hay que agregar más a lo que ya están viviendo, no es necesario mostrarles los videos de edificios que se están cayendo pero tampoco decirles que no volverá a pasar o  que todo estará bien.

3.¿A qué signos hay que estar alertas en el salón de clases para saber si los  niños necesitan una atención especializada?

Hay niveles de ansiedad. Estas señales van desde estrés cotidiano que solemos experimentar, por ejemplo la presión en la mañana  para levantarnos, pequeños estresantes como tráfico, exámenes, y en grado extremo se presentaría, un ataque de pánico.

En los niños podemos detectar observando la rumiación, esto quiere decir que no sueltan la experiencia,  esta especie de darle vuelta al mismo tema una y otra vez. Saber cómo están durmiendo es clave, ya que se manifiesta en terrores nocturnos, pesadillas e insomnio.

Otra señal es una ansiedad muy intensa ante cualquier indicador de temblor, sonidos parecidos en sus tonalidades o asustarse ante movimientos normales como cuando pasa un camión que anteriormente no los identificaban.

En cuanto a la alimentación hay dos indicadores principales, uno es que dejen de comer y el otro es que empiecen a comer más y la predilección por los carbohidratos en exceso. Puede pasar que están comiendo presenten nauseas.

Muchos otros niños no tuvieron miedo con el temblor, yo lo que encontré en ese sentido es que se sienten protegidos y seguros, mi mejor ejemplo es mi experiencia en el 85, no tuve miedo hasta que vi como estaba mi madre. Mucho del miedo de los niños es la manera de reaccionar de sus padres, si los ven aterrados se sienten inseguros y ellos deberían ser  su fuente de seguridad.

Se necesita una exploración más completa en donde se sepa cómo están los padres y sus niveles de ansiedad.

4.¿Con que tipo de especialista se puede recomendar a los padres que asistan?

Es importante tener los antecedentes de los niños, por ejemplo un niño que tenía tendencia a la ansiedad puede ser que ahora se haya incrementado. Yo siempre recomiendo como primera instancia acudir a un psicoterapeuta infantil abierto a otros tratamientos. Es muy importante que tenga experiencia en niños porque actualmente hay furor por “curar”, se ofrecen tratamientos gratuitos pero puede ser contraproducente si un terapeuta dedicado a adultos toma el caso de un niño con ansiedad.

Los paidopsiquiatras son otra opción tomando en cuenta que estará involucrada la medicación. Una cosa es la ansiedad percibida por los adultos y otra por los niños. Es algo que los docentes podrían indagar.

5.¿Es recomendable hablar con los niños sobre el terremoto y que cantidad de información se les puede dar?

Como cualquier tema, se tiene que evaluar a cuantos les está interesando. Si solo es uno, habría que llamarlo en particular, no se trata de que aquí en adelante todo gire alrededor del temblor. Si son más niños se puede dedicar un tiempo programado para ello y que sea un filtro para saber si es necesario acudir con  un especialista. El grupo no sería exclusivamente del temblor sino se trataría de integrar toda una cultura de la protección y seguridad.

Una experiencia adversa amenaza tu seguridad, tu vida y saca esos mecanismos que uno tiene para enfrentar las emergencias. Ahora estamos entrando en el periodo de resiliencia, momento en el cual las escuelas pueden aprovechar la vivencia, para adquirir más competencias para enfrentar adversidades y de esta manera, eso que sintieron se podrá  usar a favor de los pequeños.

Los niños deben de aprender a ser responsables y conocer rutas de evacuación o medidas de seguridad. Los adultos a su vez, son responsables de enseñarles todo un protocolo de seguridad y asegurarse de que aprendan a tomar decisiones adecuadas, e irlos educando  a que usen su criterio para ese tipo de emergencias.

 

 

Fuente de consulta complementaria:

https://www.youtube.com/watch?v=BcvQMgPHMdQ