Siete olmedo®

CUANDO DECIR QUE «SI» Y COMO DECIR QUE «NO»
Paulina Gutierrez

Por: Lic. Paulina Gutiérrez Lezama 

He escuchado en varias ocasiones a padres de familia expresar confusión y hasta frustración frente a la falta de seguimiento de reglas y la conducta explosiva  por parte de sus hijos al escuchar un “no” algo que he esuchado por ejemplo: “Le he dicho miles de veces que no puede ver la televisión después de acostarse”, “Si no le doy el teléfono en el coche me hace un berrinche ”, “Le digo que no puede decir groserías y más las dice»

Estas situaciones sin duda son desgastantes para toda la familia y ponen en riesgo la relación entre sus integrantes. Sin embargo, y para fortuna de nosotros pueden evitarse o resolverse desde la creación de consciencia en nuestras políticas familiares y la manera en la que reaccionamos a dichas situaciones; y es que para Shefali Tsabary el problema no está en acceder a comprar un iPod nuevo o decir que no puede brincar en el sillón de la abuela, sino en la falta de congruencia y claridad que tengan los padres “Si los padres dejan clara la finalidad del sí o no y son capaces de transmitirla, el niño responde de manera adecuada” (Tsabary, 2017) 

Entonces ¿Qué significa ser un padre consciente y actuar con congruencia? 

Según la Real Academia Española, consciencia es el conocimiento inmediato o espontáneo que el sujeto tiene de sí mismo, de sus actos y reflexiones. Por lo tanto, nos referimos a un padre o una madre consciente aquel que es capaz de: 

  • Utilizar un lenguaje verbal y corporal de manera lógica y precisa. Por ejemplo: En lugar de pedirle a mi hijo con tono amable y de súplica que deje de correr en el súper; expresar una censura rotunda a la acción, dejando claro que la conducta es inaceptable “¡Es necesario que dejes de correr! Es muy molesto para las personas que los niños corran por los pasillos”. 
  • Tener claridad en sus propias convicciones. Pregúntate a ti mismo cuáles son tus posturas frente a diversos temas antes de permitir o prohibir una regla en casa. Por ejemplo: Le dices a tu hijo que deje el iPad, pero puede ser que sea lo que le das cuando estás ocupado. 
  • Reflexionar sobre las decisiones. En  ocasiones decimos que “sí” o que “no” sin considerar lo que estamos diciendo, siendo una reacción descuidada y en algunos casos con consecuencias negativas. Por ejemplo: “Decir que sí a la compra de una muñeca que supera nuestras posibilidades económicas” “Acceder a tener una televisión en la habitación y luego pelear en las noches porque no se respeta el horario de uso”. Las decisiones no deben tomarse al azar y siempre deben implicar un proceso mental serio. Reflexiona sobre las siguientes preguntas antes de tomar una decisión: ¿En qué medida mi decisión puede impactar positivamente a mi hijo? ¿Cuáles son las posibles consecuencias y de qué forma se pueden resolver? ¿Existe una razón definida por la cual tomar una decisión? 
  • Expresar y reconocer las emociones y los pensamientos propios y de los hijos para llegar a un acuerdo. Ejemplo: “Entiendo que para ti es importante tener un iPhone como celular, por otra parte, a mí me parece un gasto imprevisto, qué te parece si buscamos una solución que nos convenga a los dos”. Cuando hay una expectativa mutuamente acordada sobre un tema, los padres no se ven empujados a asumir el rol de supervisores y es posible involucrar al menor en la toma de compromiso y responsabilidad.  

Si las acciones de un padre o una madre reflejan congruencia e integridad tendrán las herramientas necesarias para reflexionar sobre la toma de decisiones, y los menores por su parte serán más capaces de aceptar un “no” como respuesta. 

 


Bibliografía consultada: 

  • Faber, Adele; Mazlish, Elaine (2005). Cómo hablar para que los hijos le escuches y cómo escuchar para que sus hijos le hable. Barcelona, España. Ed. Medici 
  • Tsabary, Shefali (2017). Sin Control. Barcelona, España. Grupo Zeta