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AUTO-CUESTIONARTE UNA ESTRATEGIA DE ÉXITO
Lic. Alejandra Villasenor Valencia

Por: Lic. Alejandra Villaseñor Valencia

 

Como terapeuta se pueden presentar contratiempos en los procesos, manejos con papás o casos de pacientes en particular, que cuenten con una complejidad mayor que otros. El primer paso sería concientizarse de que hay una situación que implica un reto mayor y buscar opciones que permitan un manejo adecuado. Finalmente, el compromiso terapéutico es brindarles avances y soluciones certeras a las familias que buscan la guía del especialista.

 

Sin embargo, en algunas ocasiones se observa que el terapeuta no siempre se percata de que hay algún factor que no está generando el máximo potencial en determinada situación; por lo tanto, continúa realizando la misma acción hasta llegar al fracaso o detecta que la situación implicaba un mayor reto o un manejo distinto hasta que se encuentra con el problema.

 

¿Qué parámetros indicarían que no se está yendo por el camino

adecuado para adquirir el avance esperado?

 

¿Cómo anticiparse ante fracasos en el proceso terapéutico?

 

No quiere decir que la responsabilidad de generar un avance sea únicamente del terapeuta, se sabe que para lograr el objetivo terapéutico intervienen diversos factores externos al manejo dentro de sesión; no obstante, la tarea del especialista es brindar un enfoque que la familia no está logrando mirar o una solución que desconoce. Es fundamental contar con estrategias para prevenir factores de riesgo probables ya sean factores externos o dependientes de la intervención.

 

Por ejemplo, un niño de 5 años asiste a terapia porque no ha logrado consolidar el lenguaje y está por tener un hermanito en seis meses; este pequeño es muy apegado a mamá y suele pasar toda la tarde con ella e incluso dormir en la cama de los papás la mayoría de las noches. Es común que cuando nace un integrante nuevo se presente un retroceso del hermano mayor. Si se buscara prevenir la probabilidad anterior, te podrías preguntar lo siguiente:

¿Qué intervención sería pertinente realizar en la actualidad para que el menor tenga mejor reacción ante la llegada de su hermanito?

o

¿Qué tengo que brindar yo a la familia para que se preparen ante lo que se avecina?

 

Las habilidades de prevención y autoanálisis implican poner en práctica el ojo clínico, anticiparse y realizar hipótesis relacionando información relevante. Desarrollar dicha destreza puede potencializarse mediante el hábito del auto-cuestionamiento. No sólo es la calidad de la pregunta que nos planteemos, sino cuándo la ponemos sobre la mesa; es decir, ser asertivos en el momento idóneo para plantearse esa interrogante que genere un proceso de reflexión mayor y por ende, se obtengan resultados precisos.

 

La práctica de hacer preguntas para buscar la reflexión es una herramienta que ha sido utilizada desde tiempo atrás. Iniciemos por hablar del filósofo Sócrates quien desarrolló la técnica llamada mayéutica, con la cual se buscaba llegar al conocimiento a través del auto-razonamiento y el diálogo. Una de las principales vías para lograrlo era generar interrogantes de modo tal que fuera el individuo quien produzca el conocimiento o llegara a descubrir la verdad por sí mismo; lo que implicaba primero ser consciente de la propia ignorancia, o en otras palabras tener humildad ante el conocimiento.

            “Solo sé que no sé nada” -Sócrates

 

Por otro lado, encontramos prácticas más contemporáneas como el coaching, el cual nos brinda las “preguntas poderosas”; término que utilizan para referirse a las interrogantes con intención y dirección, enfocadas a abrir el punto de vista o detectar “el punto ciego” en una determinada situación. Son preguntas desafiantes, que necesitan de tiempo para pensarse, cuestionamientos que no se habían hecho anteriormente y que permiten salir de la zona de confort o encontrar el hilo negro

“Question everything” -Albert Einstein

 

A continuación, te compartimos algunos tips para realizar una pregunta poderosa

 

– Evita que tus preguntas sean cerradas, es decir que no den como respuesta SI/NO. Limita la reflexión y no permite la búsqueda de opciones

– Busca que se enfoquen en la solución y no en el problema, por ejemplo:

¿Qué recursos puedo usar para que la charla tenga un cauce positivo? – enfoque de solución

VS

¿Cómo le puedo hacer para que los papás no se enojen y terminen molestos? -enfoque de problema

– Analiza el fin de tu pregunta, cuestiona ¿esta pregunta, me estanca o me reta? (empodera o desempodera)

– Sustituye el “¿Por qué?” por el “¿Para qué? La primera regresa al pasado y la segunda invita a mirar el futuro

– Modifica el ¿Puedo? por el ¿Cómo puedo? Con sólo cambiar el enfoque de la pregunta, invita a buscar la solución

Ejemplos de preguntas poderosas que pueden aplicar a cualquier situación:

  • ¿Qué podría cambiar para llegar al objetivo?
  • ¿Cuáles son tres cosas que puedo hacer hoy para avanzar en esta meta?
  • ¿Cómo puedo tomar lo que me deja esta situación y transformarlo a mi favor?
  • ¿Qué es algo que no se me había ocurrido que si lo hiciera marcaría la diferencia?
  • ¿Cómo puedo evitar esta situación en el futuro?
  • ¿Qué puedo aprender de esta experiencia?

 

Rétate a buscar la independencia reflexiva y responsabilidad de tus acciones mediante este hábito, que no sólo brinda beneficios en el aspecto laboral, sino en el día a día.

 

“Enséñame tus resultados y te diré qué te preguntas”

 


 

Bibliografía consultada:

http://www.aragon.unam.mx/unam/difusion/planeacion/ejemplares/43.pdf

Hausel, Patricia. “Las preguntas del coach para tu crecimiento personal”